04 octubre 2007

Hoy he visto el hambre más cerca que nunca


Hoy he visto el hambre más cerca que nunca.
Lo he sentido, lo he tocado. Estaba ahí, reflejado en la cara del niño que con ojos llorosos me ha agradecido algo en Shangana mientras me cogía sin apenas tener fuerza para ello.. Lo cierto es que no he entendido lo que me decía, pero no ha hecho falta… porque era el hambre, el hambre era el que me estaba cogiendo de la mano y sólo me estaba agradeciendo mi presencia. Estar a su lado, cogerle de la mano, y prometerle ayuda. No sé cuánto tiempo ha estado sentado debajo de ese árbol esperándome.
Mucho.

El hambre consigue devorar cualquier expresión que hasta ahora se ha disimulado mientras yo estaba delante, y apoderado de los rostros más hambrientos.
Es durísimo, de verdad… durísimo estar delate de ese monstruo. Que arrebata inocencia, sueños, fuerza y energía para afrontar el día a día aquí. Lo arrebata todo, hasta la más dulce sonrisa…


Cada vez entro más en Mozambique, en su pobreza y en sus secretos.
La imagen de esos campos eternos, llenos de pequeñas, alejadas chozas… no es más que un espejismo... que Si lo tocas… se desvanece y empieza a formarse la realidad: la vida tan dura que sienten tener los que en ella habitan.

Nunca había entrado en ese campo como ahora. Estoy impresionadísima, porque esta parte de la vida, creí que no existía. Creí que esto era un extremo, que era imposible de sobrellevar. Pero no lo es… la pobreza TAN EXTREMA, es real para quienes la tienen que sufrir. Y son muchos, tantos… que no entiendo cómo lo hacen. Como llevan sobreviviendo todos estos años. No me salen las cuentas… de cómo una persona es capaz de no morir antes al no haber dormido nunca en una cama, o haber bebido agua, o comer carne o desinfectarse una herida. Cómo puede un anciano hablarme de que lleva 46 años ahí metido. En el mato. En la salvaje supervivencia del mato.

La descripción de ese mato, que tan impresionada me tiene, no existe. Es una realidad a la que no le pertenecen palabras. No tienen nada. Nada. Nada. Y viven.

Hemos apadrinado a más de 20 niños que viven en condiciones extremas. Más de 20 futuros van a cambiar gracias a esto, que hoy me han confirmado que es un milagro. U milagro llamado Khanimambo ONG. Lo somos. Somos el milagro que estaban esperando. Esperando… tanto tiempo.

Por primera vez se me ha saltado las lágrimas delante de esta miseria. He llorado por ellos, porque no me cabe en la cabeza que esto realmente exista, que el mundo que habitamos, que vivimos vaya desde el extremo de pagar una fortuna por un vestido de Valentino o Channel hasta la mirada del niño que se ha desmayado de hambre delante de mí. A veces pienso que tan monstruosa es la pobreza como esa riqueza (en fin…).

Voy a ser dura, no me quiero callar lo que he visto, porque esto no se va a quedar en el mato. Quiero que sepáis que los niños que se mueren de hambre antes guiándose por la desesperación, se alimentan de arena. Sí, comen arena porque se mueren de hambre. No tienen nada… y cuando digo nada, es nada. Ni madre, ni padre, ni agua, ni comida… y ahí están diciéndome Khanimambo después de darles la poco agua que me quedaba, y una naranja que siempre llevo en mi mochila. Me han repetido Khanimambo después de decirles que estoy hablando por un padrino que quiere ayudarles. Nos dan las gracias por aparecer en sus vidas.
¿Entendéis ahora cuando os digo que nos estaban esperando?
¿Hacen falta más palabras para sentir esta desesperación que el diccionario se refiere como HAMBRE?

3 comentarios:

Unknown dijo...

Ay Alexia...son tantas cosas las que no nos cuentas que me asusta...solo puedo decirte que aqui seguimos moviendonos para ayudar a esos niños a que coman algo más que arena...de verdad...yo no me compro vestidos de Valentino pero seguro que podría vivir sin muchos caprichos tambien...

Este relato hay que digerirlo..

Un beso

Anónimo dijo...

Mi pequeña Alexia,
hasta hoy no he podido asimilar tanta crudeza. He estado bloqueada. Aquí no tienen cabida ni poemas ni frases bien sonantes..... Me agotaste las palabras con el fin de tu relato. Por eso, y con tu permiso, quiero compartirlo:
"Querida mamá. Se que cuando hemos hablado antes estabas algo chocada con el post del hambre que he publicado. Entiendo que te sientas así, pero permíteme que lo continué para ti.


Sí, el hambre es horrible, coger a un niño que se ha desmayado de hambre en brazos también… pero hay más. Hay más en esto. En África… y es la palabra esperanza.

La esperanza que les guía, la que les mantiene vivos. La esperanza de que mejorarán.



Esto es muy duro, pero hay que saber vivirlo. Y yo estoy aprendiendo. No se trata de volverte fría como me pareció Eduardo en muchos momentos en Honduras… no. Se trata de tener realmente esperanza. Una esperanza que aquí es muy diferente… porque la sientes en el corazón. En lo más profundo del corazón… para desear con todas tus fuerzas en que esto se arregle.

Se arreglará.

El miércoles por la noche, de impotencia, rabia, miedo… me invadió una tristeza horrible, hablé con la tía
Maca, que te cuente… pero lo cierto es que me animó. De verme incapaz a seguir, me di cuenta que ese niño, a partir de ese día iba a vivir mejor. Y que gracias a haberlo encontrado, tendrá un padrino. Y eso me da mucha fuerza para seguir. No sé hasta donde conseguiré mantenerme, no lo sé. Lo único que sé es lo que me dice el corazón, y aquí dentro, hay todavía mucho amor para dar a estos niños. Muchísimo amor que recibir al oír de sus bocas Khanimambo, y muchísimo más amor para trabajar con ellos en esto.



Mamá… quiero que me sientas ahora cerca, como si estuviese tirada en tu cama hablando contigo, cerca. Y que sientas esto que intento transmitirte… porque estoy realmente feliz. No me siento sola, no me hunde ver y sentir a ese niño en brazos, porque se que puedo ayudarle. Sé que su vida va a mejorar.

¿De dónde saco tanta fuerza, mamá? No lo sé… pero está aquí conmigo, haciéndome cada día más mujer supongo. Despertándome todos los días con energía y acompañándome por el mato con una sonrisa.

Tengo muchos momentos de bajón, pero esos momentos, que duran poco, me sirven cada día para comprender mejor esto. Son necesarios para avanzar. Lo que me dio bajón hace una semana, hoy ya no me impresiona. Y lo que me dio bajón el miércoles, hoy ya no me ha impresioando. Porque he vuelto al mato, y le he llevado comida a ese niño mamá. Nos hemos abrazado cuando nos hemos visto.



Sé que solo quieres protegerme,. Pero te voy a pedir un favor. Mamá cuando me llames, lucha contra ese proteccionismo, y sé más positiva. No me ayuda mucho que me digas que no soy capaz de vivir esto sola… porque en ningún momento, desde que he llegado me he sentido sola, hasta que me has dicho eso. Tengo a mucha gente acompañándome y créeme cuando te digo que estoy bien. Porque lo estoy. Estoy muy bien… porque por primera vez, siento que estoy haciendo lo que realmente me hace feliz. Ayudarles. "

Un beso con todo mi amor,
Mamá

Anónimo dijo...

TODAVÍA ME ACUERDO DE ESA JOVEN QUE APARECIÓ EN MI DESPACHO EL AÑO PASADO, REBOSANTE DE ENERGÍA, DISPUESTA A COMERSE MOZAMBIQUE.

VERTE DE NUEVO AQUI, ¡Y CON AÚN MÁS ENERGÍA! ME HACE RECUPERAR LA ILUSIÓN DE QUE ESTE POST, ALGÚN DÍA... NO SE PUEDA ESCRIBIR.

ALEXIA, NO TE RINDAS... QUE NO ACABE NUNCA ESA ENERGÍA QUE DESPRENDES PORQUE ESTOY CONVENCIDO QUE CON ELLA ALIMENTARÁS MUCHAS ALMAS MOZAMBIQUEÑAS.

TODO MI APOYO, MIGUEL