20 marzo 2009

una película africana

Hace un rato, he confesado a Eric algo que he decidido compartir con vosotros también. Desde que estoy aquí siento que vivo dentro de una película.

Mi película africana.

El escenario es inigualable. Ni siquiera con mis películas favoritas ambientadas en este continente: El Jardinero Fiel, En un lugar de África, Diamantes de Sangre, o la insuperable Memorias de África… En este año y medio largo he superado muchos de mis escenas preferidas de estas películas.

El guión está siendo divertidísimo, tierno, a veces tan duro que es imposible que sea realidad. Momentos de una emoción incontenible, otros lentos, descubrimientos desde cero y mucha, mucha aventura. Sólo en África.

Los personajes son todas las personas que forman parte de mi vida aquí. La cagada con la Hermana Isabel y como de ahí surgió todo lo demás. Hortensia y nuestra adaptación juntas hasta acoger en su casa a otros dos niños para acabar siendo madre de 7 niños (qué grande), mi querido guarda y cómplice Pascual, Chico que no sólo es un enorme amigo sino mi mano derecha aquí, Amelia, Gil y su guitarra. Los médicos cubanos y la policía que me reconoce por la frontera con Sudáfrica y en el aeropuerto. Los trabajadores que me rodean y saludo siempre intercambiando palabras amables, los vecinos de la playa que hace ya algún tiempo me han reconocido como una más, quizás desde aquella maravillosa fiesta… las madres y su honesto agradecimiento, los voluntarios y la amistad que nos ha unido para siempre, las enfermeras del hospital que siguen asombradas por la cantidad de niños que tratamos en Khanimambo, Antonio nuestro chapuzas, los pescadores que con tanto mimo me tratan, los conductores de Chapa que me reconocen por la calle, los profesores de los colegios y sus directores embobados con mi implicación o los trabajadores de la empresa de Telecomunicaciones (internet) que han soportado no sólo mi rabia de estar semanas con la línea telefónica averiada sino lloros que no he conseguido contener de desesperación, y ahora está Eric que con su amor, amistad, complicidad ha hecho que disfrute el doble de todo esto… Pero los protagonistas de esta película son los niños. Como los he ido conociendo, cómo nos hemos ido queriendo cada vez más y ver su crecimiento en este año y medio. Cómo se les ilumina la cara cuando ven llegar el coche de Khanimambo, cómo gritan todos juntos “tía Alexia, tía Alexia” y sobretodo… cómo buscan mi mano en cada segundo que estoy cerca de ellos.

Las escenas se están rodando en carreteras con baches y agujeros, en un colegio en ruinas que intentamos levantar, en un mercado que es un desastre, en el camino de la ciudad a la playa donde se va oyendo desde lejos “tía Alexia”, en los pozos de agua, en la casa de unas niñas huérfanas en Chonguene o en todas las de los demás ahijados. Las escenas son rápidas, pasan rapidísimo (fuego, playa, tormentas, agresión, aviones, fiestas, funerales, discusiones), se juntan todas unas tras otras para terminar un domingo, repartiendo la merienda a los niños en 5 o 6 filas enfrente de una casita blanca y azul… con muchas, muchas manos pintadas en la Pared. La casa de Khanimambo.

Y al final… de fondo se oye la canción de Lenny Kravitz: Belive in Me. Una de las canciones de la banda sonora de esta película.



A veces pienso que esto se trata de una trilogía o algo parecido por su intensidad. La primera etapa mozambiqueña se cerró con la llegada de Eric. Ahora voy por la segunda parte, y aún queda mucho que descubrir!
Está siendo una película emocionante, en que disfrutamos todos los que la rodamos a pesar de los malos momentos creo que pesan más las imágenes positivas.

Aún no me he enterado quien es el director de este largometraje, supongo que el destino…