22 agosto 2006

Pemba Emociones Fuertes



Pemba prometía emociones fuertes, y en ese aspecto, no ha defraudado.

Es una ciudad con encanto. Creo que la única de todo Mozambique. El ritmo es más tranquilo. No hay autobuses, por ejemplo. Hay motos, bicis y taxis. Pero en general es bastante accesible andando. Sólo hay tres edificios, el resto son casas de máximo dos plantas. La gente vive en poblados a lo largo de toda la carretera de la playa. Sólo hay dos calles asfaltadas, las mismas que tienen los edificios. Pertenece a la provincia de Cabo Delgado, la segunda más pobre de Mozambique. El nivel de analfabetismo y de Sida es muy grave… Por eso Cooperación Española tiene aquí, más proyectos que en ninguna otra provincia. Aun así, la impresión que me ha dado es de un pueblo en medio de una selva con playa.

Sandra es de Barcelona. Tiene 32 años, y lleva dos meses trabajando para INTERMON OXFAM en Pemba. Se queda por un año, y ha alquilado una casita, pequeña pero con muchísimo encanto. He estado dos noches con ella, y nada más llegar me avisó que tenía una avería y no tenía luz, y que a esas horas (17.00) tampoco había ya agua en Pemba, (suele durar hasta las 14.00) a mi no me importó, ya que lo más importante es que por dos días he podido dejar las moribundas pensiones mozambiqueñas y estar a gusto sin meter mi mochila negra dentro de la mosquitera por si por la noche sufría “típico robo albergues”. Así que ha sido genial compartir estas dos noches con una cooperante tan tan parecida a Carla. Hermana mayor, estaba claro… son tres. Pero además había más cosas! La forma de hablar, de vestir, de organizar el baño, todo!!!jejej y me ha encantado estar un poco más carca “de carla” durante mi estancia en Pemba.
La misma noche que la conocí, ya había avisado a los demás cooperantes españoles que sería divertido reunirnos todos para que les conociera. Quedamos al lado de su casa, en el famoso Bar que Papá desde Brasil (no sé cómo) me había recomendado!!! El Bar da Tininha. Un clásico de la noche de Cabo Delgado!!A muchos les había conocido durante el día en mis entrevistas, otros fue un placer. Especialmente Xenia, una cooperante vasca que estaba de visita y que me ha invitado a su casa en Maputo para mi última noche en la capital antes de coger el avión a Johannesburgo.

Hasta aquí la parte agradable, todos los demás recuerdos de Pemba son duros. A partir de ahora, prepararos para compartir conmigo el peor de mis días mozambiqueños. El peor porque fue el más duro, de eso quiero estar segura.
Quise aprovechar el día para descansar, por eso apuré tanto las entrevistas el primer día. Me fui a las 8 a la playa para quedarme todo el día hasta que Sandra acabase de trabajar. Desde la oficina de Intermón Oxfam, bajé en una moto hasta la playa, por toda la Marginal, una gozada…
La imagen preciosa: una playa de arena muy fina, blanca. Agua transparente que dejaba ver el cuerpo delgado e infantil de las 4 niñas que se estaban bañando entre saltos y gritos. Al fondo los barcos de algunos pescadores. El perfil de la playa lo dibujaban unos coqueros… los mismos que me dieron sombra para poder instalarme y empezar a hacer fotos.
Las niñas enseguida me vieron y se acercaron. A medida que pasaban las horas, más niños se unían. No os se relatar con palabras y en tan poco espacio la sensación que tuve al estar tan acompañada. Los niños simplemente se sentaban a mi lado para hablar, o no. Más bien creo que para estar.
Os contaré una historia, aunque hay muchas que merecen ser contadas. Pero Amina, me impactó nada más verla venir. Andaba con la cabeza caida, ojos tristes. Se reunió con sus amigas, y me incluyó a mi, para contarnos que su hermana pequeña acababa de morir. No sé de qué, pero Amina lloraba, y sin conocerme, me devolvió el abrazo que yo le di sin apenas poder controlar… Estaba ardiendo, tenía fiebre… Se quedó toda la mañana conmigo, para irse luego a las 15.00 de vuelta a casa. Le regalé algo muy especial mío, de recuerdo… hablamos mucho, acabé animándola (creo) porque alguna sonrisa se le escapó. Lo mejor, el baño que me di con ella y sus amigas. Las 5 colgadas de mi, impresionadas con mi pelo largo. A mi me impresionó el contraste del color de nuestra piel debajo de esa agua tan cristalino… Nos divertimos, la gente flipando claro!!
Lloré al ver a Amina alejarse, aunque me consoló ver que ya no andaba con la cabeza agachada.
Intenso. Duro. Diferente. Injusto.
Luego siguieron apareciendo gente, que me saludaba, que se sentaba a hablar conmigo… y entonces llegó Eduardo, con un papel recién escrito por el médico que le diagnosticaba SIDA…
Podría seguir… hay muchas sensaciones detrás de tantas historias. Me agobié. Por primera vez me agobié de verdad pensando en lo injusta que era esta vida. Y lo es…
(Gracias Tía Maca, por llamarme justo en ese momento en que no pude controlar mis lágrimas…)

Según Papá, ya he llegado. Pemba representará siempre la cumbre de este viaje porque a partir de ahora, empiezo el descenso hasta llegar a ese avión (que por supuesto haré el check in la primera!) que me llevará de vuelta a casa. Siento que ahora viajaré despidiéndome de ellos, antes era saludándoles…
Está siendo un viaje precioso, envuelto en la magia africana, que ya me ha conquistado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Hola trotamundos!!! Con cuanta información me he "medio-despertado" hoy. Veo que en Pemba las emociones han sido intensas no?? Es lo que tiene moverte por lugares como ese, vivirás experiencias super dolorosas que incluso alli estarán a la orden del dia, como para luego agobiarse alguien aqui por suspender un examen, perder el móvil o no encontrar un pantalón de tu talla.

Cuando leo lo que cuentas y me pongo en tu lugar (muy difícil por cierto), creo q estaría constantemente mordiéndome los labios y tragando saliva para no soltar alguna lágrima. Ahí donde tu me ves de chico duro y machote(creo que no cuela no.....jeje)en el fondo soy bastante sensible y se que en momentos de ver esas injusticias lo pasaría fatal, sobre todo si hablamos de niños....

Creo que desde tu posición nos estás dando una lección a todos los que te estamos leyendo y acompañando (cómodamente desde nuestras casas)en tu viaje, a unos más y a otros menos, pero ninguno se va a quedar indiferente.

Bueno, que no me enrrollo más, y para que se te escape una sonrisita voy a hacer un momento kit-kat (ya te invitaré a uno en Madrid)y te voy a contar un chiste muy corto pero que a mi me encanta:

¿Qué es lo que se vé desde el punto más alto de Toronto?

Torontontero....

Besos!!!!!!!!!!!!!