06 agosto 2006

CUANDO EMPIEZA LA AVENTURA DE VERDAD

Ahora mismo estoy en una de esos momentos en los que explotaría, estallaría y me pondría hablar como una loca, sin parar… tengo tantas cosas que contaros, que me parece que nunca voy a tener tiempo suficiente para explicar cada mínimo detalle que me fascina de los mozambiqueños, y de mis aventuras con ellos. Deciros por ejemplo que he interrumpido una clase de la escuela de Marracuene, y los niños al ver el flash de la cámara, me han bloquedo literalmente la salida, me han rodeado miles de niños, no se cuantos eran pero todos querían salir en la foto; o que he estado en una casita en medio de la nada, que es la oficina donde se denuncian los maltratos domésticos (como dicen aquí) y dos mujeres mozambiqueñas han luchado durante años por cambiar a los maridos de las que llegan, casi muertas, después de haber recibido una paliza y haber escapado de su casa para poner la denuncia a km de su barraca, ya que escuchó en no se donde, que existe un derecho humano que las apoya… son mil historias de verdad, pero voy a empezar desde el principio, aunque resumiré porque si os cuento todo, cuando me veáis no tendremos nada de lo que hablar!!! Jejejej

Hoy ha empezado mi aventura de verdad, la aventura de viajar guiándome por la improvisación y la intuición.
A las 6.30 de la mañana estaba en la oficina de ActionAid, para montarme en el coche que me iba a llevar a Marracuena ¿os acordáis de Lameiras? Aquel mozambiqueño sin un diente delantero y sordo, quedaros con su nombre: LAMEIRAS. Fue precisamente él quien me consiguió un coche que me llevara hasta Marracuena, que está a una hora y cuarto mas o menos de Maputo.
Bueno pues debéis saber que una de las características FUNDAMENTALES de esta gente es la impuntualidad. Con deciros que hasta las 8 no hemos salido de ahí, por unas razones y luego por otras… pero me lo he pasado en grande hablando con unos y con otros, Lameiras me ha presentado a todo el equipo, y hemos acabado hablando todos un poco, me hubiese quedado ahí todo el día, reconozco que me daba un poco de miedo irme ya de Maputo, la ciudad que empezaba a controlar, pero no lo pensé demasiado y me metí en el Land Rover Defender rumbo a Marracuena.
Marracuena la primera zona rural que te encuentras al salir de Maputo. La gente vive en chozas aisladas, viven de la agricultura y la pesca y el 80% es analfabeta. Viven más o menos 18 mil personas. Hubo unas inundaciones muy fuertes en el año 2000 que arrasaron con todo el pueblo, y desde entonces AYUDA EN ACCIÓN, ha diseñado un plan para su reconstrucción. Lo novedoso de este proyecto es que son los mismos mozambiqueños que se han encargado de ver sus necesidades, y de arreglarlas. Todo empieza con una oleada de alfabetización, y así van entrando más en la civilización y en la idea de desarrollo. Fascinante.
Los trabajadores de AccionAid son todos mozambiqueños, y la encargada, típica mujer africana alta, guapa, con mucha paz interior y a la que todos respetan sin rechistar: Clara. Una sonrisa tímida, detrás de un esfuerzo grande por motivar a su equipo cada día, una mirada preocupada al mencionar el maldito SIDA, y una voz dulce al recorrer el camino superado desde que llegó a ese despacho, pequeño y lleno de proyectos.
Antonio, su “culega” me llevó a todos los proyectos: un centro de salud de día al que atienden a 100 personas por día. Los casos más frecuentes: la malaria.; una escuela de seis aulas, con 600 alumnos distribuidos en dos turnos. Ahora se esta construyendo una campo de fútbol, con canchas y valla!!; una empresa formada por 10 mujeres que se han especializado en la cría de gallinas, con un éxito sonado hasta en Maputo; una pastelería en construcción por los maridos de las cocineras que han aprendido a hacer bollos a través de la caña de azúcar que cultivan, se calcula que abrirán en dos meses.; y el gran proyecto que lucha por los derechos de las mujeres y los niños en relación a la violencia de género. Lo más fuerte: El caso de un profesor que ha dejado embarazadas a tres niñas a causa de violaciones. Su excusa (porque la tiene…) es que las niñas provocan yendo a la escuela con faldas cortas. A raíz de la violación la niña deja de ir a la escuela por miedo, vergüenza… la familia es indemnizada con 10 € por el profesor y todo sigue igual… lamentable. Pues estas dos mujeres luchan cada día porque historias como esta no se repitan, y poco a poco lo están consiguiendo, gran trabajo, gran iniciativa, grandes luchadoras.
La mañana en Marracuena a acabado con una larga charla con Clara donde me ha comentado más detalladamente el funcionamiento que tienen.
He conseguido que un coche me llevara hasta mi próximo destino: Manhiça. Me he dormido en el camino evidentemente, y cuando he llegado, me he encontrado con un poblado más pequeño que Marracuene pero parecido. Aquí me recibía Casilda, que amablemente me cedió su comida al contarle que llevaba sin comer desde el día anterior en el desayuno. Pollo con arroz, y me supo a gloria!!!! Aquí lo impresionante ha sido conocer a fondo a los trabajadores mozambiqueños que luchan por el desarrollo de su país como cualquier voluntario europeo. Bueno, como no, más bien, mucho más.
Testimonios mil, pero voy a destacar el de uno, el más feo, un poco gordo… con una de esas caras que no tiene expresión, hasta que de repente levanta la mirada, y me habla de LIBERTAD. Al preguntarle yo el por qué de su dedicación humanitaria. Luchaba por la libertad de cada individuo. Confía en que su pueblo algún día salga adelante y que cada persona conozca sus derechos y luche por ellos. El primero y más importante: la libertad que tiene cada uno de salir adelante. Me dejó boquiabierta… hablaba de su infancia y de lo poco que se conformaba con sobrevivir a la pobreza, mencionó la ayuda que recibió de un voluntario y desde entonces hasta hoy (40 años) había trabajado por abrir los ojos a su país. Tardé en reconocerlo pero por fin al despedirme de él me di cuenta: Dignidad, esa era la expresión con la que andaba…

En las tres horas que estuve con todo el equipo fueron suficientes para sentirme unida a ellos, por lo menos lo suficiente como para no querer marcharme de ahí. Me acercaron a la calle principal para que de ahí cogiera un bus para Xai – Xai. Tuve un cosquilleo hasta que me despedí de ellos como el que se tiene el primer día de clase al cambiarte de colegio… EN ese momento viajaba hacia una nueva ciudad y con un contacto muy poco fiable.
Los buses no vinieron, y me tuve con conformar con una supuesta “chapa” (que son los colectivos) digo supuesta porque a una hora de llegar me han confesado que nunca habían estado en Xai – Xai. Casi me da un ataque, pensando en lo peor. Pero eran buena gente… el paisaje espectacular. Aunque vayamos por campo, de una ciudad a otra, siempre te encuentras a mujeres cargando algo en la cabeza con niños colgando de atrás. O niños caminando en grupo, con un palo en la mano para quitarse las moscas de encima…

De una hora que me dijeron que tardaríamos acabamos por llegar tres horas después de salir de Manhiça. Nos quedamos sin gasolina a media hora de llegar, estaba atardeciendo y mientras vinieron atraernos gasolina, se acercó una niña vendiendo plátanos. Por 33 céntimos le compré unos 10 mini plátanos que repartí entre los que estábamos a la espera de combustible!!!!
Tuvimos ocasión de hablar un poco y fue ahí cuando me reconocieron que nunca antes habían estado en Xai Xai, y que iban porque uno de ellos quería recoger a la mujer embarazada, y llevarla a dar a luz a Maputo. No pude decir nada, solo admirar…

En Xai Xai, ya de noche, me esperaba en la iglesia una monja, Irmá Isabel. Apenas habíamos hablado durante unos minutos dos días antes, pero fue suficiente para explicarle que quería conocer su proyecto porque me habían hablado de el en Portugal. Mentira, la verdadera conexión era demasiado surrealista como para explicárselo. Me recibió encantada y me había reservado habitación en una pensión enfrente de la playa. Al conocerme, tardó cinco minutos en ofrecerme una pequeña, y desordenada habitación en su casa. Yo tardé menos en aceptar!

Y aquí estoy, apunto de quedarme dormida, en una especie de trastero con un colchón en el suelo, mi red colgada de un clavo que dudo que aguante la noche, mi caso de dormir apunto de cerrarse y el macuto aquí a mi lado.
Me siento feliz, las imágenes que he visto durante todo el día no me dejan cerrar este ordenador, pero sin pensarlo demasiado voy a parar ya que mañana me espera una nueva aventura: conocer Xai-Xai.

1 comentario:

Anónimo dijo...

te seguimos con todo entusiasmo. Lucía estaba guapíssima en su boda y todo estubo bien. te queremos besos tita