Tres años viviendo en África, luchando porque haya más justicia en los despertares de los niños que forman la familia e Khanimambo. Tres años defendiendo que sí es posible hacer algo y no sólo eso, sino que hay que hacerlo, todos debemos contribuir en esta lucha.
Tres años viendo crecer a los niños, formando parte de sus vidas, conociendo sus manías, sus habilidades, sus secretos. Tres años compartiendo sus deseaos e intentando hacerlos realidad. Tantos niños que han pasado por mis brazos y que siguen estando dentro de ellos.
Tres años entendiendo África, aprendiendo de su respeto, de su ritmo.
Tres años peleando contra la corrupción, contra los abandonos, contra las malas cosechas o las intensas lluvias.
Tres años siendo parte del día a día de este mundo, que cada vez me parece más lejano y más interesante.
Y tres años sintiendo que esto no ha hecho más que empezar, que cuántos más años pasen, más tiempo tengo que seguir viviendo en mi querida África.