Por fin llegó el momento de
abrazar a carla en el aeropuerto de Maputo. Y sí, me emocioné, al verla aquí, al verla y sentirla aquí en Mozambique, conmigo por unos días…
Una Vieira es una Vieira, en cualquier parte del mundo, así que del aeropuerto nos metimos en el mercado de Maputo, (uno de los peores) para comprar mantas a los ahijados! Sí, lo sé Carla, la peor manera de darte la bienvenida… pero cuando una hora antes de tu llegada estaba en pleno mercado y veo el vuelo de TAP, casi tocándome con sus ruedas en la cabeza… me fui corriendo al aeropuerto… sin mantas y con el corazón en la boca con miedo a que salieras fuera y no me encontrases esperándote! (siempre corriendo…)

El recibimiento de nuestros niños en Xai-Xai ha sido
uno de los momentos más mágicos que he podido vivir aquí, y encima en honor a Carla… bueno, a la Tía Carla…
Todos emocionadísimos, bien vestidos, con las canciones sabidas lo suficiente como para cantar gritando y unas ganas tremendas de ver a la hermana de la mulunga… le regalaron un collar de conchas que se hace aquí mucho, y unas naranjas (después de una votación popular con los niños en busca de algo típico mozambiqueño para regalar de bienvenida... pero me quedo con el
abrazo a sus ahijados... emocionante. ¡Esto es Khanimambo!

Todos mis niños, cantándole a Carla la bienvenida!


el abrazo de una madrina que ha cambiado su vida

Albertina con las famosas naranjas y unas flores

Los ahijados de carla, recibiéndola con las naranjas!
Los días pasaron demasiado rápido, cuando me quise dar cuenta estaba de nuevo en casa sola. EN ese relámpago de semana disfruté de Mozambique, de los niños y de nuestro trabajo en el terreno pero sobretodo de mi hermana…
Pintamos la casa de arriba abajo, no quedó ni una esquina sin pintar (en honor a la jefa por supuesto), enseñamos a los niños pequeños a escribir su nombre, bailamos, hicimos carreras, carla hizo un marcador de goles para los partidos, viajamos en el cajón de algunos coches, conocimos a la Paris Hilton de Xai-Xai, vivimos una noche de tormenta de película de terror (aunque carla se empeñaba en seguir jugando a las cartas… evidentemente me negué mientras estaba conteniéndome para no morirme de un infarto de miedo ahí mismo, con Kenita en brazos), preparamos meriendas a los niños, acompañamos a Stella al Hospital, estuvimos con sus cuatro ahijados, con los de Gon, con los de sus amigas jaleando y haciendo reír a todos… y también tuvimos tiempo de relajarnos en la playa…

¡Pintando con los niños el nuevo marcador de goles para el partido!

¡Bailando con las niñas!
Viajando en el cajón de cualquier coche

Carla jugando a ser niña otra vez!



Pintando el abecedario en el porche trasero donde damos las tutorias

mimando a los ahijados de Gon

Conociendo el paraíso de Xai-Xai: LA PLAYA
Han sido unos
días inolvidables… en los que he compartido mi día a día moçambicano con una de las personas que más quiero… y que más me apoya. Nos hemos reído mucho ¿verdad Carla?
Siempre lo he dicho, Carla lo controla todo… si en Madrid me cogía el teléfono con un “qué has hecho Alexia”, aquí no podía ser menos, y desde Madrid, se las arregla para estar conmigo cada día. Cada día. Cerca, compartiendo detalles que solo ella y yo… detalles mínimos que hacen que estemos juntas. Mientras escribo esto, la tengo cerca. Siempre está cerca.
Carla, no sólo eres mi aliento en muchos momentos difíciles, sino que además has aceptado y hecho también tuyo… mi sueño africano. ¡¡GRACIAS POR VENIR!! TE QUIERO MUCHO MUCHO MUCHO...